La Unión Europea tiene gas suficiente como para pasar el invierno pero podría sufrir de escasez de gas en 2023 si Rusia recorta aún más el suministro.
El precio del gas natural estadounidense cotiza por debajo de donde estaba hace un año tras haber registrado movimientos muy bruscos durante el mismo, logrando incluso superar la barrera de los 10,00$ a principios de junio y el aún más difícil de alcanzar nivel de los 11,00$ a finales de agosto.
Además ese tono bajista de finales de año se mantiene tras un día en el que la Administración de Información de la Energía de EE.UU. (EIA en inglés) informó de una sorprendente, por la magnitud, caída de las reservas de gas de 213 mil millones de pies cúbicos (bcf en inglés) durante la semana terminada el 23 de diciembre.
La razón de la temprana subida de los precios del gas natural estadounidense fue la elevada demanda que estaba llegando desde Europa tras la invasión rusa de Ucrania. Así pues, las naciones europeas empezaron a tomar medidas desde febrero de 2022 para encontrar fuentes de abastecimiento adicionales que les permitieran llegar al invierno 2022/2023 en condiciones y obviamente los productores de gas natural licuado estadounidenses estaban más que dispuestos a venderles esta materia prima en unos precios inflados. Hay que matizar que no es que los productores americanos estuvieran estafando a los europeos, en realidad lo que ocurrió fue que el repunte de la demanda desde Europa y Asia condujo a unos precios extremadamente elevados.
De hecho la demanda de GNL estadounidense llegó a ser tan importante que los traders empezaron a pronosticar que Estados Unidos llegaría al invierno de 2022 a 2023 con un déficit de reservas a nivel nacional, aunque esa preocupación terminó con una explosión en la planta de exportación de Freeport, en Texas, que fue lo que detuvo la subida de los precios (al permitir a EE. UU. quedarse con más gas dentro de sus fronteras).
Recordemos que la planta de GNL de Freeport cerró el 8 de junio después de que un fallo en una tubería provocara una explosión debido a procedimientos inadecuados, errores humanos y fatiga, según un informe elaborado por consultores contratados para revisar el incidente y sugerir soluciones.
En principio se dijo que la interrupción iba a durar tres semanas, que ya de por sí serían suficientes como para que el operador de una de las mayores plantas de exportación de GNL de Estados Unidos retrasara envíos hacia Europa y aumentase la presión que había sobre el continente para dejar de depender del gas ruso.
Por tanto la parada de la planta, que proporciona alrededor del 20% de la capacidad de procesamiento de GNL de EE.UU., hizo saltar las alarmas entre los traders de un mercado que sufría con la reducción del suministro ruso y el repunte de la demanda asiática.
Inicialmente los futuros del gas natural cayeron al conocerse la noticia, pero la elevada demanda estival hizo que los precios superaran los 11$ a finales de agosto. A partir de entonces, todo fue cuesta abajo debido a que los traders preveían que la interrupción permitiría a las empresas del país rellenar las reservas nacionales hasta niveles apropiados como para que EE. UU. llegara al invierno en condiciones.
La producción y la demanda de gas natural de EE.UU. han alcanzado máximos históricos en este 2022 que está a punto de terminar, según informó el martes la Administración de Información de la Energía de EE.UU. (EIA) en su informe Proyecciones Energéticas a Corto Plazo (STEO).
Concretamente la EIA pronosticó que la producción de gas seco llegará a los 98,07 miles de millones de pies cúbicos por día (bcf/d) en 2022 y a 99,69 bcf/d en 2023, desde un récord de 94,57 bcf/d en 2021.
La agencia también prevé que el consumo de gas aumente de 84,01 bcf/d en 2021 a 88,39 bcf/d en 2022, antes de descender a 85,08 bcf/d en 2023, tras un máximo histórico de 85,29 bcf/d en 2019.
Además la agencia también pronosticó que las exportaciones medias de gas natural licuado (GNL) de EE. UU. alcanzarían 10,85 bcf/d en 2022 y 12,33 bcf/d en 2023, frente al récord de 9,76 bcf/d en 2021.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la Unión Europea dispone de gas suficiente para el invierno pero podría sufrir escasez el año que viene si Rusia recorta aún más los suministros.
A pesar de la reducción de las entregas de gas ruso en 2022, Europa ha logrado evitar una situación grave de escasez de gas natural y ha llegado al inicio del invierno con los tanques de almacenamiento de gas llenos, gracias en parte a las medidas de emergencia de la UE para rellenarlos y de un período afortunado de clima templado que se unían a una menor demanda por precios elevados.
Pero 2023 puede suponer un test aún más duro que la crisis energética que hemos visto en este 2022 elevando las facturas de combustible de los hogares europeos y obligando a las empresas a cerrar temporalmente por no poder hacer frente a los disparatados precios del gas.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) si Rusia redujera la pequeña proporción de gas que aún suministra a Europa y la demanda china de gas repuntara desde los mínimos asociados con los confinamientos COVID, la UE podría enfrentarse a un déficit de gas de 27.000 millones de metros cúbicos (o 27 bcm en inglés) en 2023. Para entender ese dato debemos tener presente que el consumo total de gas de la UE fue de 412 bcm en 2021.
Concretamente en una rueda de prensa con la Comisión Europea celebrada en Bruselas en diciembre, el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, decía lo siguiente, “Se trata de un grave problema.”
Sin embargo, según la AIE, la escasez podría evitarse ampliando las subvenciones y aplicando unas políticas de renovación de edificios que consuman mucho gas, sustituyendo la calefacción basada en combustibles fósiles por bombas de calor y expandiendo masivamente las energías renovables.
Se espera que Estados Unidos empiece el año con un nivel de gas almacenado de 3.112 bcf, que según la EIA estaría 133 bcf por debajo de los niveles que había hace un año y 85 bcf por debajo de la media a cinco años, por tanto podríamos interpretar esas cifras como alcistas para el precio aunque las predicciones meteorológicas de condiciones de calor relativo en máximos históricos en la primera quincena de enero supondrán un lastre para los precios, aunque el déficit de reservas podría aumentar si el frío vuelve con intensidad a finales de enero y durante todo febrero.
Los alcistas a largo plazo quieren que se repita el repunte del año pasado, pero sin el corte del suministro de GNL. Lo que hay que tener claro es que los precios empezarán a subir si el frío amplía el déficit de reservas respecto a años anteriores, cae la producción y Rusia amenaza con cortar el suministro a Europa, puesto que esas condiciones generarían preocupación por la posibilidad de llegar al repunte veraniego de la demanda en EE. UU. con cierta escasez de suministros.
También parece claro que los europeos se verán obligados de nuevo a comprar GNL estadounidense para rellenar sus reservas. Además, esperamos que la planta de GNL de Freeport vuelva a funcionar en marzo del 2023, momento en que debería dispararse la demanda de gas estadounidense. Lo decimos porque la planta puede convertir en GNL unos 2.100 millones de pies cúbicos diarios (bcf/d) de gas, lo que equivale aproximadamente al 2% de la producción diaria estadounidense.
Por contra, en el caso de los bajistas del gas natural estadounidense lo que quieren ver es que el invierno no conduce a una caída amplia de las reservas, que la producción sube a máximos históricos y que el gas ruso fluye hacia Europa. En esencia lo que les gustaría es que terminara la guerra y que el flujo de gas ruso volviera a los niveles anteriores a la misma.
Por tanto, la clave para que el precio del gas sea elevado en 2023 estará en los niveles de reservas al terminar la temporada de refrigeración veraniega, porque si el déficit es elevado es posible que Estados Unidos llegue con las reservas muy justas al próximo invierno. Obviamente las probabilidades de que ocurra eso aumentarán si Rusia corta el suministro, la guerra continúa y EE.UU. registra un calor récord en verano.
James A. Hyerczyk ha trabajado como analista fundamental y técnico de los mercados financieros desde 1982. James comenzó su carrera en Chicago como analista de mercado de futuros para CBOT y CME y ha estado ofreciendo análisis de calidad para traders profesionales durante 36 años. Su trabajo técnico utiliza las técnicas de análisis de patrón, precio y tiempo de W.D. Gann. James tiene un Máster en Administración de Empresas de la St. Xavier University y un Máster en Mercados Financieros y Negociación del Instituto de Tecnología de Illinois.