El contrato de futuros sobre el petróleo tipo Brent con próximo vencimiento en febrero tiene un precio de casi 90 dólares, lo que supone una subida del 13% en lo que llevamos de año y del 61% en los últimos doce meses.
Por su parte, el contrato de futuros sobre el petróleo ligero estadounidense tipo West Texas Intermediate (WTI) marca un precio de 87 dólares, lo que supone una revalorización en el año del 15,7% y del 67,6% en los últimos doce meses.
Como referencia, el Brent ha tocado la cuarta semana de enero los 90 dólares, su nivel más alto desde octubre de 2014. Los expertos señalan que este último repunte en el oro negro se debe al aumento de las tensiones geopolíticas en el conflicto Ucrania-Rusia, que hace temer posibles interrupciones en el suministro.
El año empieza, por lo tanto, con una fuerte volatilidad en el precio del petróleo, tanto de la referencia Brent, como de la referencia West Texas. De esta manera, si no lo has hecho todavía, estamos en un buen momento para empezar a hacer trading con el petróleo, según marcan los gráficos.
El impulso de precio del crudo se originó ya en 2021 cuando la situación de las economías tras el paso de la pandemia empezó a normalizarse. En esas circunstancias, la demanda global de petróleo repuntó, una situación que todavía estamos viviendo en los primeros compases de 2022.
De hecho, los economistas esperan que la demanda global de petróleo alcance los niveles previos a la pandemia (101 millones de barriles diarios) en algún momento de 2022.
Las razones estructurales que explican el repunte en el precio del crudo van más allá de la mayor demanda. De ahí que sea aún buen momento para empezar a hacer trading con el petróleo. Dicen los expertos que los inventarios globales de petróleo están bajos, que existe una capacidad limitada de oferta -aparte de unos pocos grandes productores- y se ha invertido poco durante estos años tanto en energías fósiles, como en energías alternativas.
Además, hay que tener en cuenta que el hemisferio norte empieza el año en invierno, el momento el que el consumo energético es mayor. Pero sin olvidar que los repuntes en los casos por Covid-19 a nivel mundial y la creciente inflación pueden reducir la actividad económica y, por lo tanto, la demanda de petróleo.
A más largo plazo, las tensiones energéticas que se han vivido en China y Europa podrían mostrarse temporales, pues parte del problema es la transición energética a fuentes menos contaminantes. La falta de inversión previa ha dejado los inventarios a niveles bajos, por lo que empresas y países están comprando petróleo para su consumo, pero también para su consumo diario ante la escasez de fuentes alternativas de confianza.
Por ejemplo, la pandemia redujo los precios del petróleo a un nivel en el que la producción en Estados Unidos vía fracking no era rentable, lo que dejó el mercado en las manos de los grandes productores como la OPEP o Rusia. De ahí, lo grave de las tensiones geopolíticas con Rusia por sus movimientos en Ucrania. Tanto es así, que las tensiones sobre el programa nuclear de Irán han quedado en segundo plano.
En un escenario que no contemplaba los conflictos políticos, el petróleo tendría que subir en 2022 y alcanzar niveles de 95 dólares por barril en el Brent o dispararse hasta los 110 dólares si el invierno se tornaba duro y pasaban pronto los nubarrones de la Covid-19 y sus nuevas cepas.
Un tercer escenario ponía en valor la vuelta de Irán al mercado con una producción de unos 1,3 millones de barriles diarios y el final de la pandemia, lo que llevaría al Brent de vuelta a niveles de 65 dólares a finales de año.
Sin embargo, hay conflicto geopolítico, el Brent se ha disparado y se han invalidado las previsiones. Es hora de empezar a hacer trading en el petróleo.