En 2023 seguramente los traders estarán centrados en la próxima decisión del Banco de Japón porque se espera que vaya poniendo fin a su inyección de gran cantidad de estímulos monetarios.
El par de divisas dólar/yen va camino de entrar en una dinámica bajista en el 2023 porque la Reserva Federal de EE.UU. está frenando ya el ritmo agresivo al que estaba subiendo sus tipos de interés en un momento en el que el Banco de Japón (BOJ) se prepara hacer justo lo contrario, es decir, ir abandonando una política monetaria tremendamente proteccionista (dovish).
También es cierto que esperamos que el USD/JPY caiga desde los niveles actuales (133,714 a 29 de diciembre) pero que no está claro el margen de caída debido a la falta de claridad de la Reserva Federal y a la incertidumbre que hay sobre la llegada de una recesión ampliamente esperada por los inversores.
De lo que estamos bastante seguros es de que la enorme divergencia en las políticas monetarias, y por tanto de sus tipos de interés, de la Reserva Federal y del Banco de Japón va a reducirse. En otras palabras, el amplio diferencial entre la rentabilidad de la deuda pública estadounidense y la deuda pública japonesa seguramente se reducirá lo suficiente como para debilitar al USD/JPY.
El USD/JPY empezó a subir la primera semana del 2021 porque fue el momento en el que los inversores empezaron a descontar el final de la pandemia y de la política proteccionista de la Reserva Federal. Después el par continuó subiendo hasta marzo de 2022, que es el momento en el que realmente se disparó con mucha fuerza tras una subida de tipos de la Reserva Federal.
El riesgo de que el yen japonés continuara debilitándose frente al dólar estadounidense durante el resto de 2022 siguió creciendo durante la primavera y el verano porque el Banco de Japón continuaba siendo el único banco central importante aferrándose a una política proteccionista de tipos de interés negativos.
La subida del USD/JPY comenzó a ser ya totalmente desproporcionada en cuanto el Banco de Japón aumentó sus compras de bonos para evitar que sus rendimientos superaran el umbral que habían fijado, manteniendo también el resto de estímulos monetarios incluso en un momento en el que la Reserva Federal decidía ampliar el ritmo agresivo al que estaba subiendo sus tipos hasta los 75 puntos, desde los 50 previos.
La consiguiente debilidad del yen acabó convirtiéndose en un motivo de discordia para los políticos japoneses. En particular la debilidad del yen perjudicó a los presupuestos nacionales al elevar un coste de vida que ya estaba subiendo con el repunte de la inflación mundial. Además, el efecto negativo contrarrestaba por completo el efecto positivo que se supone que tiene una divisa devaluada para los exportadores.
De hecho, la caída del yen fue tan grave que llevó al gobierno y al banco central a emitir una declaración conjunta en junio.
Al final a nivel público los dirigentes japoneses decían sentirse cómodos con la caída del yen porque era el resultado de la divergencia de la política monetaria, adviritiendo eso sí sobre una volatilidad excesiva, mientras que en privado mostraban preocupación por su impacto en la economía.
La situación se convirtió en un verdadero problema a principios de septiembre, cuando el USD/JPY alcanzó los 144,991, un nivel que no se veía desde 1998, y llevó al BOJ a intervenir el día 22 de septiembre. El par de divisas dólar/yen retrocedió tras el anuncio pero luego rápidamente se recuperó lo suficiente como para subir hasta el nivel en 151,945 el 21 de octubre. Finalmente, al llegar a esa situación el BOJ se hartó y golpeó al mercado con su mayor intervención de la historia.
El resultado de la recompra de yenes y los rumores de un giro en la política de la Reserva Federal en un futuro próximo fueron las claves mandando al USD/JPY a la baja hasta el nivel en 130,566 el día 20 de diciembre.
Con la intervención del Banco de Japón afianzándose y la Reserva Federal acercándose a su tipo de interés máximo, la clave de este 2023 estará en la próxima decisión del Banco de Japón, que en principio se espera que vaya en la línea de eliminar, en lugar de ampliar, la gran cantidad de estímulos monetarios introducidos hasta la fecha.
A pesar de ello aún no se sabe en qué momento se llevará a cabo este posible cambio. Recordemos que a fecha de finales de noviembre, el 90% de los economistas encuestados por Reuters pensaba que el cambio de política sería improbable antes de la segunda mitad de 2023, sin embargo, algunos sostienen que el abandono de la política monetaria proteccionista del BOJ podría llegar con el final del mandato de 10 años del gobernador del banco central, Haruhiko Kuroda, programado para finales de abril del 2023.
En general diríamos que la decisión del BOJ del 20 de diciembre de modificar parcialmente su política monetaria sugiere que es más probable que el giro llegue en abril que en la segunda mitad del año.
Recordemos que el día 20 de diciembre el Banco de Japón decidió cambiar su política de “control de la curva de rendimientos” de los bonos dejando que los rendimientos a 10 años se movieran 50 puntos básicos a cada lado de su objetivo del 0%, una banda más amplia que la anterior de 25 puntos básicos.
En otra señal apuntando a que las subidas de tipos del Banco de Japón podrían llegar en 2023 tenemos que destacar que en su última reunión de principios de diciembre los responsables del banco comentaron el hecho de que la subida de los salarios podría finalmente erradicar el riesgo de la vuelta de la deflación.
Con esto queremos decir que los miembros del banco cada vez prestan más atención a la presión inflacionaria y eso debería mantener en pie la expectativa del mercado de que el Banco de Japón eliminará gradualmente la gran cantidad de estímulos monetarios introducida por el gobernador Haruhiko Kuroda cuando deje el cargo en abril del 2023.
En nuestra opinión, el par USD/JPY tenderá a la baja a lo largo del año tras la retirada del gobernador Kuroda porque seguramente permitirá que los miembros del banco retiren los estímulos monetarios. Además, la posibilidad de que Japón llegue al final de su periodo deflacionario podría permitir a los dirigentes del banco subir sus tipos de interés en algún momento del 2023. De ser así, el resultado sería una menor presión bajista sobre el yen japonés en 2023, en cuyo caso el USD/JPY debería caer a lo largo del año.
Al final la magnitud de un posible desplome del USD/JPY dependerá de lo que haga la Reserva Federal con sus tipos de interés o de lo que ocurra con la economía, especialmente si llega una recesión a nivel mundial.
Si la Reserva Federal acaba deteniendo su ciclo de subidas de tipos y el Banco de Japón empieza a subir los suyos es probable que el par USD/JPY acabe poniendo a prueba al rango que va de 120,00 a 115,00 puntos, mientras que en caso de recesión es posible que el dólar salga fortalecido porque la gente lo buscará como refugio.
En cualquier caso lo más importante es que el Banco de Japón cambiará su política monetaria en 2023 y eso debería respaldar al yen japonés.
James A. Hyerczyk ha trabajado como analista fundamental y técnico de los mercados financieros desde 1982. James comenzó su carrera en Chicago como analista de mercado de futuros para CBOT y CME y ha estado ofreciendo análisis de calidad para traders profesionales durante 36 años. Su trabajo técnico utiliza las técnicas de análisis de patrón, precio y tiempo de W.D. Gann. James tiene un Máster en Administración de Empresas de la St. Xavier University y un Máster en Mercados Financieros y Negociación del Instituto de Tecnología de Illinois.