Por Howard Schneider
WASHINGTON, 7 abr (Reuters) – Una tasa de desempleo estadounidense en mínimos históricos y el aumento de los salarios probablemente mantendrán a la Reserva Federal en la senda de subir las tasas de interés otro cuarto de punto porcentual el mes que viene, ya que los riesgos de una crisis financiera están disminuyendo mientras la preocupación por la inflación sigue siendo elevada.
El crecimiento del empleo en Estados Unidos se está ralentizando, algo que las autoridades de la Reserva Federal han anticipado al elevar los costos de los préstamos. Sin embargo, la economía añadió 236.000 puestos de trabajo en marzo y ha promediado 345.000 al mes durante el primer trimestre, muy por encima del nivel que el banco central considera compatible con su objetivo de inflación del 2%.
La tasa de desempleo bajó al 3,5% el mes pasado, desde el 3,6% de febrero, a pesar de que la población activa creció en medio millón de personas y la tasa de participación aumentó ligeramente. Los salarios medios por hora aumentaron un 0,3%, ligeramente más rápido que el mes anterior.
El más reciente informe sobre el empleo ofreció la visión general del mercado laboral que recibirán los funcionarios de la Reserva Federal antes de su reunión de política monetaria del 2 y 3 de mayo, y supone un paso más para volver a centrar el debate en frenar la inflación luego de la posible crisis causada por el colapso de dos bancos regionales.
Los inversores en contratos ligados a la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal aumentaron las apuestas a que los tipos seguirán subiendo, con una probabilidad de casi dos tercios de un aumento de un cuarto de punto porcentual el mes que viene.
“A pesar del debilitamiento de las cifras de empleo en el período previo al informe de empleo no agrícola, el crecimiento del empleo aún no se ha desplomado, aunque hay signos visibles de moderación continua”, escribió Kathy Bostjancic, economista jefe de Nationwide, poco después de la publicación del informe.
Bostjancic dijo que la Fed en general estaría satisfecha con los datos, aunque añadió que “todavía apoya otra subida de tasas en mayo, que creemos que podría ser la última del ciclo de endurecimiento. Seguida de una larga pausa”.
En una posible nueva señal de relajación de las presiones inflacionarias, el ritmo de crecimiento interanual de los salarios descendió al 4,2% en marzo, desde el 4,6% del mes anterior, continuando una reciente tendencia a la baja.
Los economistas encuestados por Reuters esperaban un aumento de 239.000 puestos de trabajo en marzo, con un incremento de los salarios por hora del 4,3% anual y una tasa de desempleo del 3,6%.
En comparación, el crecimiento de las nóminas en la década anterior a la pandemia del COVID-19 se situó en un promedio de 180.000 al mes, y el crecimiento salarial se mantuvo cerca del rango del 2% al 3% que las responsables a cargo de la política monetaria de la Reserva Federal consideran coherente con su objetivo de un aumento anual del 2% en el índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE).
El índice de precios PCE aumentó un 5% anual en febrero, o un 4,6% si se excluyen los volátiles precios de los alimentos y la energía, demasiado alto para el gusto de la Reserva Federal y con una lenta mejora en los últimos meses.
Antes del informe, Gregory Daco, economista jefe de EY Parthenon, dijo que esperaba que el dato mostrara que “un mercado laboral ajustado seguirá siendo una característica de este ciclo económico”, e incitara a la Reserva Federal a seguir subiendo las tasas.
¿AÚN CANDENTES?
La cuestión ahora es cuánto puede durar ese ciclo económico y si están arraigando las semillas de una grave desaceleración.
La tasa media de desempleo proyectada para finales de 2023 por los funcionarios de la Reserva Federal en su reunión de marzo fue del 4,5%, lo que implica un aumento comparativamente pronunciado del desempleo que en el pasado indicaría que se estaba produciendo una recesión.
Los funcionarios de la Reserva Federal nunca dirían que su objetivo es provocar una recesión. Pero también han sido tajantes al afirmar que, en la situación actual, hay demasiados empleos por cubrir y muy pocos trabajadores disponibles, una receta para que los aumentos de salarios y precios empiecen a reforzarse mutuamente cuanto más persista la situación.
“Los mercados laborales siguen siendo bastante, yo diría, candentes. El desempleo sigue en un nivel muy bajo”, declaró la presidenta de la Fed de Boston, Susan Collins, en una entrevista con Reuters la semana pasada. “Hasta que los mercados laborales no se enfríen, al menos hasta cierto punto, no es probable que veamos la desaceleración que probablemente necesitamos” para reducir la inflación hasta el objetivo de la Reserva Federal.
El cambio, sin embargo, puede estar llegando.
Daco señaló el descenso del promedio de horas semanales trabajadas en febrero, una estadística que, según él, hay que vigilar en busca de pruebas de “una desaceleración más preocupante del mercado laboral”. La semana laboral promedio cayó en marzo a 34,4 horas, frente a las 34,5 horas del mes anterior.
El proveedor de nóminas UKG dijo que el trabajo por turnos entre su muestra de 35.000 empresas cayó un 1,6% en marzo, una cifra no ajustada estacionalmente que Dave Gilbertson, vicepresidente de la empresa, dijo que indicaba un crecimiento general del empleo positivo pero no “tan recalentado como ha estado”.
Los aumentos del empleo en enero y febrero fueron mayores de lo previsto y produjeron un breve momento en el que los funcionarios de la Reserva Federal pensaron que podrían tener que volver a subir más las tasas, una sensación que se desvaneció tras las recientes quiebras de Silicon Valley Bank y Signature Bank.
Por su parte, los economistas del Conference Board señalaron que un nuevo índice que incorpora datos económicos, de política monetaria y demográficos mostraba que 11 de las 18 principales industrias corren un riesgo de modesto a alto de tener que realizar despidos este año.
Los economistas del Conference Board se han mostrado bajistas al afirmar que es probable que se inicie una recesión de aquí a finales de junio, aunque “aún podría pasar algún tiempo antes de que se produzcan pérdidas de empleo generalizadas”, afirmó Frank Steemers, economista jefe del grupo.
Algo de eso puede estar poniéndose en marcha.
El Departamento de Trabajo dio a conocer el jueves las revisiones de su medición de las listas de solicitudes de subsidios por desempleo, que muestran que más de 100.000 personas más han estado recibiendo recientemente ayuda estatal de lo que se estimaba anteriormente.
Además, la empresa de recolocación Challenger, Gray & Christmas dijo que los aproximadamente 270.000 despidos anunciados este año hasta marzo eran el total trimestral más alto desde 2009, al margen de la pandemia.
Para la Reserva Federal, sin embargo, esto es sólo una parte del rompecabezas. La relación entre la “atonía” del mercado laboral y una menor inflación puede depender de dónde se ralentice el crecimiento del empleo y en qué plazo.
Un nuevo estudio de la Reserva Federal de Kansas City sugiere que el proceso puede resultar más difícil de lo esperado, ya que las industrias del sector servicios que actualmente impulsan el crecimiento salarial y la inflación son las menos sensibles a los cambios en la política monetaria.
Si sectores como el manufacturero y la construcción de viviendas siguen las pautas habituales cuando la Reserva Federal sube las tasas de interés, el crédito se encarece y la demanda y el empleo se ralentizan. Pero las industrias de servicios que son responsables de la mayor parte de la producción económica de Estados Unidos son más intensivas en mano de obra y menos sensibles a las subidas de tipos, escribieron las economistas de la Fed de Kansas City Karlye Dilts Stedman y Emily Pollard.
“El sector servicios, en particular, ha contribuido sustancialmente a la inflación reciente, lo que refleja los desequilibrios actuales en los mercados laborales, donde la oferta sigue siendo deficiente y la demanda sigue siendo robusta”, escribieron.
“Como la producción de servicios tiende a ser menos intensiva en capital y el consumo de servicios tiene menos probabilidades de ser financiado, también tiende a responder con menos rapidez a la subida de las tasas de interés. Así, la política monetaria puede tardar más en influir en una fuente clave de la inflación actual”.
(Reporte de Howard Schneider; Editado en Español por Flora Gómez y Ricardo Figueroa)
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