Por Noele Illien y John O’Donnell
ZÚRICH, 4 abr (Reuters) – Credit Suisse se enfrentará el martes a la ira de los accionistas en la que será su última junta general anual, después de que el banco fuera rescatado el mes pasado por su competidor suizo UBS.
La adquisición precipitada de UBS, con sede en Zúrich, para la que Suiza invocó legislación de emergencia, pasó por alto a los accionistas de Credit Suisse, que de otro modo habrían tenido voz y voto, aniquilando en gran medida el valor de sus participaciones.
La junta de accionistas del martes marca un final ignominioso para el banco insignia de 167 años fundado por Alfred Escher, un magnate suizo apodado afectuosamente Rey Alfred I, que ayudó a construir los ferrocarriles del país y luego Credit Suisse.
Tras años de escándalos y pérdidas, Credit Suisse estuvo al borde de la quiebra antes de que UBS acudiera al rescate con una fusión relámpago diseñada y financiada por las autoridades suizas.
Esta junta supone la primera vez en que el presidente Axel Lehmann y el consejero delegado Ulrich Körner se dirigirán públicamente a los accionistas desde que se anunció la adquisición.
Credit Suisse había intentado dejar atrás el pasado y reestructurarse, antes de que una sacudida provocada por la quiebra del Silicon Valley Bank en Estados Unidos le hiciera entrar en barrena.
Tras una retirada masiva de depósitos, el Estado suizo recurrió a UBS, que acordó comprar Credit Suisse por 3.000 millones de francos suizos (3.300 millones de dólares), una fracción de su valor de mercado anterior.
El fondo soberano de Noruega, uno de los mayores inversores del mundo, anunció que votará en contra de la reelección de Lehmann y otros seis consejeros, en una muestra pública de protesta.
El asesor de voto estadounidense Institutional Shareholder Services (ISS) había reprendido anteriormente a la dirección del banco por “falta de supervisión y mala gestión”.
En vísperas de la reunión del martes, Credit Suisse comunicó que ha retirado algunas propuestas del orden del día.
Entre ellas figura la aprobación de la gestión, que suele ser un indicador de confianza. También se retiraron los planes de una prima especial vinculada al plan de transformación del banco.
La debacle de Credit Suisse no solo ha hecho perder miles de millones de francos suizos al valor de sus acciones. También hizo desaparecer por completo 17.000 millones de dólares de deuda adicional de nivel 1 (AT1, por sus siglas en inglés).
Un grupo de tenedores de bonos AT1 ha contratado al bufete de abogados Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan para exigir una indemnización.
Por su parte, la Fiscalía General de la Confederación suiza ha abierto una investigación sobre la adquisición de Credit Suisse.
La Fiscalía está investigando posibles infracciones de la legislación penal suiza por parte de responsables estatales, reguladores y ejecutivos de los dos bancos.
(1 dólar = 0,9129 francos suizos)
(Reporte de Noele Illien; edición de Alexander Smith; editado en español por Flora Gómez)
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